jueves, 15 de marzo de 2012

Nico Almagro, el tenista en la sombra

La paciencia también gana torneos. Podría ser un buen resumen para describir la trayectoria de Nico Almagro en su vida como tenista. Nacido hace 26 años en Murcia, este joven pero a su vez experto jugador ha sufrido mucho para alcanzar el reconocimiento que parece empezar a tener entre aficionados al tenis y periodistas especializados en la materia. En España hemos vivido un ciclón llamado Nadal, de esos que pasan una vez cada siglo, que rompe con todo. Ese ciclón, con todo lo que conlleva, arrasa con sus rivales y generalmente también con sus compañeros. Lo de Rafa es para quitarse el sombrero una y otra vez, irrepetible, inalcanzable. Pero, sin él quererlo, el resto de tenistas han sufrido una falta de atención en ocasiones inevitable. Es el caso de Nico, un chico cuyo carácter le ha ganado la batalla en multitud de partidos, dentro y fuera de la pista. Pero ahora es su momento y lo está aprovechando como hacen los grandes: con victorias.
Siempre a la sombra de los Nadal, Verdasco, Ferrer e incluso de otros con peor clasificación que él, como Feliciano o Granollers, Almagro es hoy por hoy una apuesta segura para el tenis español.
Hace tan sólo tres meses, en Sevilla, España conseguía su quinto título de Copa Davis. Los protagonistas ya los sabemos, pero tras la importante reestructuración del equipo con Corretja como nueva capitán y Nadal, Ferrer y Feliciano bajándose del barco, todas las miradas se centraron en él. Nico se convirtió, sin más, en el nuevo líder de la "Armada" de cara a revalidar el título en 2012 y cumplió a la perfección con su papel tras conseguir sus dos puntos en la eliminatoria contra Kazajistán, un rival menor, pero no por ello fácil. Aquello le sirvió de piedra de toque y puso rumbo a la gira de tierra en Sudamérica con un carácter ganador desconocido hasta entonces en él. Fue campeón en Brasil, subcampeón en Buenos Aires (sólo pudo con él un Ferrer en estado de gracia) y cuartofinalista en Acapulco, ya agotado tras enlazar tres semanas consecutivas de partidos sobre tierra, viajes incluidos.
El talento de Almagro está fuera de toda duda. Una derecha fiable, un segundo servicio letal y un revés a una mano prodigioso, sólo al alcance del mismo Federer, Wawrinka y pocos jugadores más en el circuito. La clave de su juego, como el de tantos otros tenistas, está en su cabeza, por eso en toda esta historia encontramos una llave que puede explicar su éxito. En 2009 su entrenador de toda la vida, Antonio González Palencia, sufrió un ictus que le obligó a dejar su trabajo con Nico. Entonces, se produjo un momento decisivo en su carrera, tenía que cambiar su rutina, sus hábitos y su entorno. Tras varios palos de ciego, finalmente optó por un equipo de trabajo encabezado por Josep Perlas trasladándose a Barcelona, con quien dio un salto de calidad aunque no colmó sus expectativas y, a finales de 2011, decidió dar el cambio definitivo, confiando su preparación a Antonio Martínez Cascales, el hombre que hizo de Juan Carlos Ferrero el mejor jugador del mundo en 2003. Nico traslada su residencia a la academia Equelite (Villena), donde entrena y respira tenis por los cuatro costados, pero a su vez parece haber encontrado el equilibrio interior que toda persona necesita para rendir. A su lado tiene un gran maestro, Ferrero, un veterano que está ayudándole en todo lo que necesita y con quien ha hecho una gran amistad. A su vez, Guillermo García-López, albaceteño criado en Equelite; y David Ferrer, amigo inseparable de "Juanqui", han formado una piña en la que el murciano se siente importante. Ese caldo de cultivo transmite felicidad y los resultados hablan por sí solos. El tiempo da y quita razones, pero parece que esta vez puede ser la buena. La paciencia también gana torneos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario